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CRISIS EUROPEA, G20 Y CRECIMIENTO

CRISIS EUROPEA, G20 Y CRECIMIENTO

Hacia un ajuste sustentable o recesión deflacionaria?

Dr. Héctor José Paglia

 Cuando advertíamos la intensidad de la crisis por venir sosteníamos que los desequilibrios de la economía mundial no podían sostenerse por mucho tiempo y que era necesario encontrar mecanismos para asistir a un "soft landing" que impidiera costos mayores en términos de destrucción de empleos y riquezas.

 El mundo asistía impávido a un festival de consumo, endeudamiento y déficit pocas veces visto en la historia contemporánea. Así las cosas a la primera muestra de debilidad asistimos a un shock en el sistema financiero de los EE.UU que rápidamente se transmitió a la economía real para luego instalar en Europa la mayor crisis de deuda desde la constitución de la Unión Europea.

 Conocemos ya los detalles de esta situación por lo que no vale la pena extendernos en los mismos. La intención ahora es tratar de vislumbrar los tiempos por venir.

 A no dudarlo estos tiempos, por más esfuerzos que hagan los gobiernos por dilatarlos, implicaran severos cambios, ajustes y sacrificios para todos los ciudadanos del mundo globalizado. Algunos países podrán sortear la situación con mejores perspectivas en cuanto a profundidad y duración de la misma (fundamentalmente algunas economías emergentes de Asia y Latinoamérica), pero en todos los casos el impacto de esta coyuntura se hará sentir. Y se hará sentir en términos de bienestar general de la población.

 En estos días asistimos a dos cumbres mundiales de marcada importancia por sus actores pero no por los resultados que puedan esperarse. La del G8 ya demostró una seria divergencia entre EEUU y el resto, fundamentalmente Europa.

 Mientras el Presidente Obama abogó por mantener fuertes estímulos fiscales a costa de mayor endeudamiento y déficit fiscal, los mandatarios del viejo mundo insisten en la necesidad de implementar severos ajustes fiscales.

 Es lógico que así haya sucedido ya que los EEUU están en otra fase de su crisis. Alejado el peligro de colapso del sistema financiero, ahora el problema central está en un persistente desempleo del orden del 10%. La crisis de confianza en Europa ayuda a que el gigante americano piense en mayores estímulos fiscales ya que puede seguir endeudándose a bajas tasas ya que los capitales han vuelto su mirada al dólar y a los Títulos del Tesoro americano como reserva de valor, todo mientras el euro, en el mejor de los casos, seguirá su camino de depreciación.

 En el medio aparece China haciendo lugar a las marcadas presiones tanto del FMI como de los países desarrollados para que avance en el sinceramiento de su política de paridad cambiaria entre el yuan y el dólar. Si bien los chinos, fieles a su “paciencia oriental”, emprenden este camino sin prisa lo haran, con seguridad, sin pausa. Por lo tanto hay que tener en cuenta cuáles serán los efectos en el mediano y largo plazo. Por ahora podemos decir que complicará las cosas para aquellos que importan mercancías “baratas” provenientes de ese país fundamentalmente poniendo mayor presión inflacionaria. Así el consumidor estadounidense verá cómo se encarece su factura cuando adquiera bienes en las grandes cadenas tipo WalMart mientras empresas como Caterpillar verán facilitadas sus exportaciones.

 Planteadas así las cosas en EEUU la clave estará en desentrañar en que momento se irán retirando los incentivos monetarios y fiscales para no producir un incremento general de precios (inflación) que traiga nuevos y renovados dolores de cabeza. Por lo tanto hay seguir muy de cerca la evolución de las siguientes cuestiones:

1. Desempleo
2. Déficit Comercial
3. Política de la Reserva Federal (no tanto en sus decisiones puntuales sino en la redacción de sus comunicados y declaraciones que puedan anticipar medidas a futuro)
4. Mercado de viviendas
5. Confianza del consumidor y consumo

 Toda la flexibilidad que muestra la economía americana tiene su lado totalmente opuesto en Europa. Allí las cosas están en un estadío de evolución distinto al americano, es decir “el baile” recién comienza.

 Al existir una moneda única y con países de muy distinto potencial económico la política monetaria poco y nada puede hacer, comparable con un régimen de convertibilidad. Y poco y nada hizo durante todos estos años por lo que la vía de escape para los gobiernos que a ultranza buscaron mantener un crecimiento artificial con base en el consumo y en industrias no transables (construcción por ejemplo) fue el endeudamiento. Hoy Europa asiste a una crisis de deuda sin precedentes. Por más que se diseñen planes que impliquen emisión de miles de millones de euros, éstos no van al corazón del problema y lo único que producen es mayor desconfianza. Los ajustes fiscales enunciados tampoco solucionan “per se” la situación, llevando a las economías de la unión al borde del prolongado calvario que implicaría una severa deflación que deprime aún más el crecimiento y agrava el desempleo. Si Europa no encuentra  mecanismos idóneos para reestructurar las deudas de algunos países (fundamentalmente Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España, los denominados PIIGS) no podrá salir de esta situación.

 A modo de ejemplo veamos hoy cuál es la situación de vencimientos de deuda de España:

1. Administración Central:

 En lo que queda de 2010:  

 € 25.799 Mill en Bonos y Obligaciones
 € 40.071 Mill. en Letras

Total en los próximos 6 meses: € 65.870 Mill.
(el mes próximo vencen € 23.327 Mill.)

de aquí a 2013 vencen € 285.144 Mill. ( sin sumar la financiación del  déficit corriente de este año)

2. Administraciones Autonómicas/ Locales y organismos y empresas públicas:

 de aquí a 2013 vencen € 215.000 Mill.

Total de deuda del Estado que vence hasta al 2013: € 500.000 Mill

 Para ponerlo en comparación a otros países, este monto supone la mitad de los compromisos que tendrá que afrontar Italia y cuatro veces el equivalente de Grecia.

 Esto se ve claramente reflejado en los mercados de capitales que están prácticamente cerrados en cuanto a negociación diaria. Es decir, cuando uno mira las pantallas de cotizaciones de la mayoría de los bonos (y no sólo españoles) en muchos de ellos no aparece cotización de compra ni de venta o, si aparece, es con una brecha tan amplia que no sirve como una referencia válida.

España necesitará hasta siete años para ajustar el exceso de deuda del sector privado y necesita un superávit anual del 6,1% del PBI, según alertó la Comisión Europea en su informe trimestral sobre la zona euro. El endeudamiento del sector privado español (hogares y empresas) es 61 puntos superior a la media de la eurozona.

 Como vemos la situación es harto comprometida. De allí que poco se pueda esperar en términos concretos de la cumbre del G20 más que un comunicado de buenas intenciones y una fotografía conjunta de los presidentes que asisten a la misma.

 Concluyendo la situación de la economía mundial sigue siendo crítica,. EEUU ha sacado ventaja y está emergiendo, no sin dificultades ni riesgos de recaída, y, fundamentalmente, con un mercado laboral que demorará un largo período en recuperarse sostenidamente con lo que esto implica en términos de confianza y consumo. Europa todavía va ha dar sorpresas y mucho deberá hacer aún para comenzar a restablecer cierta certidumbre con serios riesgos de deflación y reestructuraciones de deudas soberanas.

 Finalmente, los países emergentes de Asia y Latinoamérica siguen teniendo la chance de sortear la situación con mayor holgura pero cuidando sus equilibrios macroeconómicos, resolviendo problemas inflacionarios, no desatendiendo el costado fiscal y fundamentalmente teniendo instituciones políticas y económicas sólidas y respetadas.

 


 

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